Centro de atención a la infancia en Guadalajara 2007

El proyecto supone una pieza relevante en el nuevo tejido urbano de esta nueva zona de Guadalajara.
Se desarrolla como una única pieza monolítica que se adapta con su forma a las circunstancias poco acogedoras del punto de partida, y que se sitúa en una única planta.

Todas las aulas de niños de 1 a 3 años orientadas a sureste salen directamente al patio común, mientras que las de bebés se sirven del patio interior como lugar de recreo, teniendo todas las aulas un acceso directo a patio.
Al estar dispuesta en una sola planta las zonas de comunicaciones se desarrollan en gran longitud y tienen el riesgo de crear unas perspectivas excesivamente monótonas. En nuestra propuesta esto se convierte precisamente en la justificación espacial del proyecto. Se introducen unas aberturas de luz en las partes superiores de los pasillos de comunicación dándoles a éstos luminosidad y ventilación.

Todos los espacios son potencialmente educativos. Los espacios intermedios son lugares en los que suceden muchas cosas, ámbitos sin programa determinado que permiten las transformaciones y fluctúan con el uso.
El edificio desdibuja los límites, gradúa la transición entre fuera y dentro. Introducimos el aire exterior en el interior. Alargamos aún más los suelos. Hacemos espacios intermedios: pasillos semiabiertos, lugares sobrantes.
Además planteamos dos mundos: un mundo de niños hasta su altura, 1.50m, variado y que admite el desorden y a partir de ahí, un ámbito más relajado para los adultos. Las piezas se definen físicamente hasta ese zócalo, dibujando claramente sus contornos. El niño vive espacios pequeños y controlados. Buscamos espacios de intimidad. A partir de esta altura, las transparencias se suceden con visiones cruzadas. Los adultos pueden abarcar de un vistazo lo que pasa en el mundo infantil sin interferirlo y, a la vez disfrutar de sensaciones espaciales más amplias y de un zoom lejano que relaje la vista.